El constructo humano más complejo

La ciudad es la construicción humana más compleja. Es donde existe la posibilidad de satisfacer nuestras necesidades de la forma más eficiente.
Naturalmente, por nuestra naturaleza caída, el conjunto de voluntades y experiencias que construyen esto tenderá al caos, pero una visión común puede llegar a hacer un todo integral y armónico. Esa inmensa complejidad puede tener una verdadera y hermosa correspondencia entre cada una de sus partes y el todo, con una verdadera visión no individualista, ni colectivista, sino individualmente colectiva.
Una miríada de ejemplos lo demuestran. Casi todos ellos de antes del siglo XIX. Pueblos tradicionales, con escala humana y una perfecta pero personalizada proporción y relación entre arquitectura vernácula y clásica. ¿Cuál es nuestra excusa...?
Dos caras de la misma moneda

En el déficit habitacional hay una curiosa colaboración entre el capitalismo y el comunismo. Es un problema que lleva dos siglos tambaleando la comunidad humana, pero como han desprestigiado la tradición, no tenemos cómo enterarnos y creemos que es un problema reciente. Pero ya en estos tiempos que vivimos está más clarísimo.
Por una parte, el capitalismo restringe cada vez más la posibilidad de que seamos propietarios. Cada vez son menos propietarios con cada vez más propiedad. Y dicen que nos conviene: mientras menos propietarios, más eficiente será el manejo de los recursos y todo será más barato. Para ellos. Por otro lado, el comunismo quiere que nos convenzamos de lo mismo: no tener propiedad privada.
Dos ideologías aparentemente opuestas pero íntimamente unidas. Dos rabinos de una misma sinagoga. Gemelos engendros, creados en un laboratorio, que dicen odiarse y ser irreconciliables enemigos. Pero secretamente se aman. Se aman asquerosamente en una perversa y abominable relación incestuosa.
La Nueva Torre de Babel

El persistente orgullo del hombre hace rima de la antigua historia, demostrando la perennidad del conocimiento tradicional. Han decidido construir inmensas torres, cada una casi como una nueva torre de Babel, como inmensos templos erguidos para mostrar el tamaño de la inseguridad de cada mega empresario que busca hacer la ciudad a su imagen y semejanza.
El conjunto de estas torres, monopolios contrarios al libre mercado encarnados en hormigón, metal y vidrio, hecho como un logo propio, absolutamente sin consideración por lo que pasa alrededor. Clamando por la atención de todos, como un narcisista que creció sin haber recibido suficiente elogio de sus padres en la infancia, dicen "mírenme, soy muy especial y moderno", cada uno a su manera.
Así han creado en conjunto una verdadera Nueva Torre de Babel: La ciudad contemporánea. De cara a la urbanidad, nos castigan con dispares alturas, ventanas, colores, composiciones y espacios que, dicen, son públicos. Cada uno habla su propio idioma y, en conjunto, crean una ciudad que es imposible de comprender y vivir. La Civitatis Terrena hecha para la inconveniencia de muchos y la conveniencia de pocos.